Suena a canción, pero es cierto, ayer te vi tan claramente que me sorprendió.
Te paraste frente a mi haciendo señas para que te reconociera, abriste mis ojos y pude verte, no en un mendigo con la pierna desecha sino en el niño que pudo percibir el dolor de este hombre... No cabe duda que me sorprendiste.
Me vi a mi misma con la arrogancia del que pasa sin ver, me avergüenza decirlo pero es cierto, cuantas veces nos cegamos ante el dolor o el sufrimiento de otros y nos seguimos de largo, tal vez tratando de convencernos que nada se puede hacer... Tal vez.
Ayer te vi en las lágrimas de un pequeño, vi tu compasión en su rostro, vi el reflejo de tu amor, no cabe duda que eras tú. Y como siempre que se encuentra uno contigo baje la mirada y me vi a mi misma, tan diferente a ti (reconozco que fue vergonzoso), pero como siempre que se encuentra uno contigo, tu amor traspaso mis sentimientos y con dulzura me hiciste entender... Te vi y entendí.
Entendí que quieres ver a través de mis ojos, para que mis manos sean tus manos, entendí que la indiferencia es el mayor de los estorbos.
Ayer te vi desviando mi mirada hacia ti, pude ver tu corazón y anhelé que mi corazón se convierta en el tuyo... Y supe que ese era tu deseo.