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Un paralítico afortunado...



No se especifica la historia de estos 5 amigos, muy probablemente se conocían desde su juventud, seguramente habían jugado juntos, habían reído juntos, tal vez platicaron sus sueños, es probable que hubieran pescado juntos, ya que vivían cerca del mar de Galilea, es seguro que debieron pasar mucho tiempo juntos, haciendo esas cosas que hacen lo que son verdaderamente amigos, cosas trascendentes y cosas simples, un grupo de amigos así no era fácil de encontrar, ni antes ni ahora...

La historia no detalla cómo fue que uno de estos 5 amigos dejó de caminar, tal vez un terrible accidente en el trabajo, o alguna enfermedad repentina, o simplemente siempre fue así, no lo sabemos... Lo que si sabemos era el cuidado que estos amigos tenían con él, seguramente lo habían visto sufrir, sabían que muchos de sus sueños jamás se harían realidad en esa condición, habían visto en sus ojos la humillación de tener que depender de otros, sabían de sus momentos de derrota, quizá aún deseando que el final se apresurara, estos amigos estaban ahí, en los días buenos y en los no tan buenos, sabían que había perdido la esperanza y lo que más les preocupaba era ver su resignación, su falta de fe.

Ya lo habían platicado y como eran de esos amigos que se involucran, lo más probable es que ya hubieran intentado ayudarlo sin lograr mucho, pero alguno escuchó de otros que fueron sanados, se oían rumores de ciegos que habían recobrado la vista, sordos que escuchaban, se decía de una niña que hasta había resucitado, los rumores no eran muy precisos, pues nadie hablaba abiertamente por temor a los dirigentes, no estaban muy convencidos hasta que un conocido les platicó del hombre que llevaba 38 años enfermo, tendido en el piso, ese del estanque de Betesda.

Esto requería de una reunión urgente, en todo el pueblo no se hablaba de otra cosa, era el mismo hombre que había alimentado a 5,000, muchos dejaban sus trabajos para ir a escucharlo, y todos los que tenían enfermos buscaban la forma de hallarlo para que los tocara...

¿Y si fuera cierto? Ellos tenían que intentarlo.

Antes de llevar a su amigo fueron a escucharlo para cerciorarse de que ésta no fuera otra decepción que lo sumiera más en su desesperanza; al oírlo hablar, algo dentro de sus corazones comenzó a encenderse, sus palabras eran distintas a las de cualquiera, tenía autoridad y un amor que no habían conocido, hablaba de un reino que no era de este mundo y enseñaba que Dios era su padre, llamaba a todos a cambiar su vida y hacía una invitación para amar aún a sus enemigos. Muchos decían que él era el mesías que habían estado esperando... ¿y si fuera cierto?.

¡Era ahora o nunca!, Indagaron donde estaría el Maestro y sin mucho plan, se lanzaron a la aventura: Entre los cuatro cargaron a su amigo con todo y cama, lo cual no era una tarea sencilla, pero no había mucho que perder. Cuando llegaron al sitio no podían creer lo que tenían enfrente, había tanta gente que les fue imposible si quiera acercarse un poco; era desalentador ver cuantos, en su misma condición, estaban junto a ellos esperando, después de un tiempo algunos se desanimaron y regresaron a sus casas, ellos no estaban dispuestos a darse por vencidos.

No lograban ver nada, pero alcanzaban a escuchar sus palabras “todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Sus palabras les dieron aliento, pero sabían que si se quedaban entre la multitud no lograrían nada; tomaron a su amigo, con todo y lecho, fueron a la parte trasera de la casa en busca de alguna ventana y al no encontrarla decidieron que el techo era su única opción. Dos se subieron y dos se quedaron abajo, los primeros jalaban mientras los otros empujaban, insistieron hasta que lo lograron, no sin algunos raspones y casi una caída; ya en el techo consiguieron unos palos y comenzaron a golpear...

Mientras el Maestro enseñaba comenzaron a escucharse golpes en el techo al tiempo que caían pedazos de tejas, y, por supuesto, la enseñanza se detuvo. Seguramente el dueño de la casa salió a investigar que estaba pasando mientras estos amigos lograron hacer una abertura en el tejado, sin que nadie pudiera detenerlos y ante el asombro de todos, lo bajaron en medio de la multitud. Las reacciones fueron variadas y no se hicieron esperar, muchos indignados por el atrevimiento y otros muchos molestos por la interrupción de la enseñanza, pero el Maestro, con una sonrisa en el rostro sólo contemplaba.

Jesús, con ternura en sus ojos, levantó la mano para pedir silencio mientras estos cuatro amigos lo bajaban pidiendo perdón por la irrupción. Al ir descendiendo el paralítico observaba las miradas de todos sobre él y al tiempo que lo colocaban en el piso, bajó sus ojos con vergüenza y humillación. Los cuatro amigos cansados, sudados, raspados y apenados no quitaban sus ojos del Maestro, algo en sus corazones les hacía saber que había valido la pena.

Jesús, con una amplia sonrisa, al ver la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. Primero restauró lo que estaba más dañado, él sabía que su peor parálisis es la que tenía dentro... Y entonces comenzó el cuchicheo, muchos juzgaron con dureza ”¡quien se cree para perdonar pecados!” decían, pero Jesús conocía sus corazones y les contestó: Para que sepan que tengo autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.

Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, celebrando, dando gracias y gloria a Dios.

Este afortunado tuvo un antes y un después sin ningún mérito propio. Sus amigos hicieron el trabajo, llevaron la carga y no se dieron por vencidos, ellos lucharon por él, lo cargaron y no lo dejaron caer, ellos tuvieron la fe que a él le hacía falta y por supuesto sólo Dios hizo el milagro.

Todos somos paralíticos en alguna área, que afortunados seremos si contamos con alguien que no nos olvide ni nos deje caer, si puede tener la fe que muchas veces perdemos, que no se rinda y haga lo imposible para que estemos frente al Maestro listos para recibir el milagro...

¡Que afortunados seremos si contamos con un amigo y más si tomamos el reto de serlo!.



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