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En honor a ellos...


A veces no les damos el tamaño correcto a los problemas,

A veces son pequeños y los magnificamos

Y otras veces son grandes y los minimizamos


Mis padres me enseñaron eso, no con una larga explicación, sino con mucho ruido y muchos líquidos derramados, siempre pensé que mi familia era un poco anormal y bastante disfuncional, y fue allí, en esa anormalidad que aprendí del verdadero amor, ese que es paciente, cuando todo pareciera estar en caos; ese que todo lo sufre, cuando las expectativas no se cubren y no eres suficiente; ese amor que no busca recibir sino solamente dar; ese que se atreve a sufrir sin pedir nada a cambio; ese que sabe esperar, que sabe acompañar, que te levanta cuando te has caído más de setenta veces siete; ese amor que soporta sin quejarse, que tiene fe, que sabe que en algún momento llegará la cosecha...


Fue ahí, donde aprendí que los problemas cotidianos no son tan importantes, que vale más un corazón que un vaso roto, que las cosas se pueden reponer pero las personas no, que no se trata de llegar primero, sino con todos y a tiempo y que el tiempo te roba la vida si no se la arrebatas... aprendí que hay qué hay que vivir despacio porque esta vida se pasa deprisa...

**Mis papás y sus hijos


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